Observación-Vigilancia

Se refiere al establecimiento de un protocolo de visitas de control regulares establecidas por el Dr. Se aplica en escoliosis menores asintomáticas con bajo riesgo de progresión

La historia natural de la escoliosis no es del todo bien conocida pero en muchos casos es benigna y se trata por lo general de una mínima desviación que no produce problema alguno. Un adulto puede vivir con una escoliosis menor sin presentar síntoma alguno ni alteración de su calidad de vida. Por otro lado no se puede predecir la calidad de vida posteriormente en la vida adulta a partir de la situación clínica-radiológica en la infancia o adolescencia.

Una vez confirmada una escoliosis es primordial no crear una angustia innecesaria. Sólo una pequeña proporción de ellas muestra una tendencia progresiva y puede acabar haciéndose una escoliosis notable que requiera tratamiento ortopédico con corsé o en aún menos casos cirugía.

La escoliosis idiopática es un fenómeno en dos fases, la fase de inicio y a partir de aquí una segunda fase de estabilidad, de regresión espontánea o de progresión espontánea. Hay escoliosis progresivas y no progresivas y esto no depende de un aumento puntual del ángulo de Cobb (es el valor primordial de evaluación radiológica de la curva). En muchos casos se observan, debido a múltiples factores, aumentos o disminuciones ligeros del ángulo de Cobb, de forma espontánea, sin que eso signifique que la deformidad progrese o mejore.

No poseemos en la actualidad una forma segura y precisa de determinar individualmente si una escoliosis será progresiva o no y debido al impacto que pueden tener los diferentes tratamiento que han demostrado algún tipo de validez en el control de la evolución de la misma, estos no se aplican de forma generalizada frente a cualquier escoliosis detectada.

En general podemos decir que es mucho mejor ‘no generar un problema’ donde ‘no existe un problema’.

No existe una prevención específica para la escoliosis, en otras palabras, no podemos evitar que una escoliosis aparezca y en caso de ser progresiva deje de tener este estatus. Pero, efectivamente, en caso de escoliosis progresiva tenemos medios para prevenir la progresión hacia la gran escoliosis, enlentecerla, estabilizarla o eventualmente conseguir en algunos casos una reducción parcial de la misma (éste es el caso de los pacientes a los que llamamos ‘de buena respuesta’). Esta buena respuesta viene determinada por factores biológicos y en este momento se están determinando alguno de estos factores, por lo que es posible que en un futuro se pueda complementar el tratamiento de rehabilitación con ejercicios específicos y corsé con algún tipo de medicación específica. Existe alguna evidencia científica sobre el uso de Vitamina D en combinación con el corsé, para reducir de forma significativamente el riesgo de fallo de tratamiento.

La mejor opción en muchas ocasiones es establecer un protocolo de vigilancia y observación, basado en revisiones periódicas, con un uso racional de las radiografías. Esta vigilancia se complementa con una pedagogía correcta en cuanto a lo que supone vivir con una pequeña desviación de la columna.

Sólo en el caso de observar una tendencia progresiva cierta, por cambios clínicamente relevantes en la exploración o en la radiografía, y por tanto ante la amenaza de una escoliosis que pueda progresar y alcanzar el estatus de escoliosis de indicación ortopédica (corsé), se recomienda seguir un programa de rehabilitación mediante ejercicios específicos (PSSE) (ver siguientes secciones: ejercicios específicos, corsé, cirugía)

Es importante seguir una escalada terapéutica de menor a mayor impacto sobre la calidad de vida. No sólo la escoliosis puede producir una alteración significativa en la calidad de vida sino también los tratamiento que han demostrado validez de acuerdo a un nivel de evidencia menor o mayor. En otras palabras, el tratamiento por sí mismo o sus efectos indeseados, colaterales o complicaciones (iatrogenia) pueden afectar negativamente a la calidad de vida de la persona, de ahí que deban aplicarse sólo cuando es necesario e imprescindible de acuerdo a recomendaciones internacionales. El Dr. sigue un modelo de acuerdo a recomendaciones de la SOSORT y la SRS. La base de dichas recomendaciones es la prevención del infra-tratamiento (no indicar tratamiento existiendo indicación clara para el mismo) y el sobre-tratamiento (tratar innecesariamente). Obviamente, la experiencia clínica permite en ocasiones puntuales ir más allá de dichas recomendaciones (el Dr. Rigo tiene una experiencia clínica de más de 30 años dedicado exclusivamente a los pacientes con escoliosis).

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